-El contrato no te da ni una gota de sangre: dice expresamente "una libra de carne". Conque llévate lo tuyo, tu libra de carne; mas, si al cortarla viertes una gota de sangre cristiana, tus tierras y bienes serán confiscados, según las leyes de Venecia, en favor del Estado.
William Shakespeare escribió una obra en presente es su tiempo, el Mercader de Venecia, donde Bassiano, un noble pobre, le pide a su rico amigo mercader Antonio la suma de 3000 ducados para permitirle enamorar a Porcia, una rica heredera. Antonio diríamos hoy en día que no poseía liquidez inmediata y a su vez pide un préstamo a Shylock, un usurero judío que acepta la concesión del préstamo siempre que, si la suma no se devuelve en la fecha indicada, Antonio tendrá que dar una libra de su propia carne… y ya no haremos más spoilers, pero si comentar que el Dux de Venecia aparece también en escena.
Algo han cambiado los bancos desde entonces, pero el aspecto de Venecia no dista tanto del escenario de la época. También han variado las góndolas, que ya existían en el momento de la publicación de la obra muy a finales del siglo XV; ahora cargan con elementos decorativos alegóricos, incluido el “Capello del Doge”, o el “ferro di prua”. Tampoco los mercados deben haber cambiado demasiado, se sigue con el comercio local y el producto local en este mundo global.
La actuación de Al Pacino en el papel de Shylock en la película del Mercader de Venecia es memorable, pero nuestra host Chiara no pedirá libras de carne y en cambio no dará a conocer rincones de Venecia, sus calles (las secas y las acuáticas) y hasta visitaremos con ella un mercado en Rialto. Un lujo al alcance desde casa con nuestras experiencias en vivo en Venecia.
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